YA GANAMOS EN LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES

Esta noche se conocerán las respuestas a estos y a otros interrogantes.

Óscar González AranaÓscar González Arana
YA GANAMOS EN LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES

Escribo estas líneas al mediodía del domingo 27 de mayo de 2018. Voy a votar en mi barrio. Pienso que, sin conocer los resultados de esta votación para elegir el nuevo presidente de Colombia, es muy fácil saber quién va a ser el absoluto ganador.

Muchos interrogantes han sido expuestos por los analistas: ¿cómo se va a comportar el tradicional universo abstencionista integrado por quienes –por muy diversas razones- no les interesa el debate electoral? ¿Cómo votarán los nuevos jóvenes sufragantes? ¿Lo que eufemísticamente llaman maquinaria, cuántos votos logrará capturar? ¿Aquellos que se movilizaron a las nutridas y novedosas manifestaciones de plaza pública si van a votar? ¿Cuánto influirá el actual gobierno? ¿Se comprarán votos? ¿Habrá fraude? ¿Acertarán las encuestas? ¿Quienes pasarán a la segunda vuelta?

Esta noche se conocerán las respuestas a estos y a otros interrogantes. Mi experiencia como profesor de “análisis de coyuntura política” en la Maestría de Estudios Políticos, me muestra que las hipótesis prospectivas, cuando no se diseñan con bases técnicas, información veraz y profesionalismos, simplemente son ejercicios de adivinanza, en donde pesa más el interés, el deseo y la ideología, de suerte que el margen de error es muy grande.

Así las cosas, me atrevo a afirmar que el día de hoy, ya nosotros ganamos en estas elecciones presidenciales. Y cuando me refiero a nosotros, estoy hablando de los protagonistas de la restringida democracia colombiana. Hemos ganado porque el debate precedente nos ha mostrado unas maravillosas transformaciones.

Con una fuerza arrolladora, la gente ha vuelto a la plaza pública, el foro por excelencia de la democracia. Se observan elevados niveles de politización en diferentes sectores de la sociedad, en la familia, en las aulas de clase, en los lugares de trabajo, en el transporte público, en las redes sociales, en muchos escenarios, la gente discute y habla de política. Se generan importantes discusiones sobre diversas opciones electorales y políticas. La política estimula el desarrollo y el progreso social.

Algunos se preocupan por la polarización y la fragmentación. Ello no es más que un concepto generado en una sociedad con bajos niveles de democracia. Que la gente se identifique con opciones diferentes es lo propio de la democracia. De hecho, según Cartier, un dato característico de las grandes democracias liberales, es su tendencia al bipartidismo, entendido como polos de expresión de modelos totalmente diferentes y excluyentes.

Sin lugar a dudas, el próximo gobierno, cualquiera que sea, sabrá muy bien que del resultado de su gestión dependerá la continuidad de su proyecto. O se gobierna con resultados positivos o se pierden las elecciones. Eso, que es un axioma en la democracia, no ha sido así en Colombia, ya que los gobiernos usualmente se apoyan en la corrupción, la compra venta de votos, los dineros de origen oscuro, la burocracia y -en esencia- en la tranquilidad de que no hay competencia, ya que la otra opción electoral es casi la misma de quien gobierna. Es decir, nuestro esquema democrático se ha caracterizado por la ausencia de competencia entre opciones excluyentes, la carrera electoral siempre ha sido entre iguales, entre los mismos.

Todos queremos ganar en la contienda electoral, lo que no es admisible es que se quiere participar sin competidores reales. Es decir, siempre quiero ganar, lo cual es aceptable. Pero no puede pretender hacerme elegir sólo, sin enfrentarme -de verdad- con otros competidores que me sean contrarios.

Los análisis nos muestran que hoy, el espectro político de nuestro país cambiará de manera irreversible. A partir de esta noche, tendremos unos nuevos protagonistas políticos que van a competir con la tradicional y hegemónica derecha colombiana. Una izquierda progresista, que respeta las instituciones y que se propone oxigenar la democracia, con un amplio sentido liberal y de progreso social, y un muy claro respaldo electoral de votantes activos y contribuyentes al erario quienes están dispuestos a ser participantes activos de la dinámica política.

El nuevo gobierno sabe que tiene el deber de hacerlo bien, so pena de su derrota. El parlamento tendrá bancadas opositoras que permitirán un control político con debates públicos que estimularán aún más la participación. Los medios de comunicación tendrán voceros diversos para difundir.

Quienes han apelado al fraude y al crimen político, hoy se ven prisioneros de una creciente voluntad popular que propende por mayor participación y movilización popular.

Todo ello ha sido posible gracias a los acuerdos de paz que, por primera vez en nuestra historia, permitieron que la más poderosa insurgencia del país, ya no saboteará las elecciones, sino que, antes por el contrario, serán votantes activos, y a muy pocos nos interesa por quién van a votar. La paz es la base material para el vigor de las opciones alternativas. La guerra es el medio propicio para que el statu quo prospere.

Inicio este blog pretendiendo publicar apuntes sobre temas políticos, económicos y empresariales de interés.

Así las cosas, no hay misterio para saber quién ganó hoy las elecciones, sin adivinanzas. Esta noche tendremos más y mejor democracia en Colombia.

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